Diario de un vampiro pagina 635 (el beso inmortal)

Debí dejar que te desvanecieras, debí dejarte dormir en tu cama esa noche que me rogaste que no te dejara, debí de haber cerrado mis oídos a tus suplicas y dejarte allí donde estabas y recordarte así como te vi esa noche tan sereno como nunca tan convencido de tu amor, pero no después de siglos de estar en este mundo aun no puedo entender como quitarme este sentimiento tan humano que preservo en mi entrañas: El egoísmo.

Talvez soy mas humana de lo que reconozco pues el miedo a perderte infiltro en mis venas y en mis pensamientos, un miedo inimagible, ¿como podía dejarte ir? ¿Es que acaso este que siento es amor? ¿O solo egoísmo? Aunque el amor y el egoísmo están tan ligados que en ocasión no sabemos distinguir donde acaba uno y termina el otro, y es ahora que pienso que talvez en ciertos casos son sinónimos.

Debí dejarte desvanecer, debí de haber quitado de mi mente esa imagen tuya: un hombre viejo, cansando, después un ataúd carcomido y al final un amor perdido, debí guardarme mi “Don” para mi, porque infectarte con una inmortalidad que al final de cuentas es solo una prolongación del infinito vació, una inmortalidad que da mas preguntas que respuestas, ¿Porque pensar que al tenerte a mi lado esta oscuridad que vengo cargando desde mi condición humana iba a cambiar? ¿Porque?

Debí dejarte allí en la cama esa noche en la que tomaste mi mano con ternura y viste en mi a esa mujer que ya no existe mas , debí de recordarte que estar a mi lado es mas bien una maldición, la pesadez de mis cansados días no se desvanecerá jamás, debí de convencerte que no valía la pena dejar tu mortalidad por mi.

Debí dejarte allí con tu soledad que tenia limite, con tu dolor que podía terminar, no con esta melancolía inagotable, no con este dolor que carcome entrañas. Debí dejarte allí y llevarme mi beso inmortal lejos de ti.